De nuevo subí a la Malintzin, jure que nunca la volvería a subir, pero ahí me tienen, 8 horas caminando sin parar, llegando a la 5a cumbre del país.
Esta vez, fue diferente, había llovido y las plantas crecían verdes y orgullosas. Hasta un par de vacas pastaban muy alto en la montaña.
Se que prometí no volver a subir la Malintzin, pero aveces, es tan difícil ser congruente...
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